Empiezo con un una simple definición adaptada. La 𝙖𝙘𝙘𝙚𝙨𝙞𝙗𝙞𝙡𝙞𝙙𝙖𝙙 𝙘𝙤𝙜𝙣𝙞𝙩𝙞𝙫𝙖 se refiere a la capacidad de comprender, orientarse y/o navegar fácilmente por el entorno físico como un parque o plaza .
Entonces, en el contexto de las áreas verdes, implica crear espacios que sean inclusivos y accesibles para todas las personas, independientemente de sus habilidades cognitivas, incluidas desde aquellas como discapacidades intelectuales, trastornos del espectro autista, demencia, dificultades de aprendizaje hasta las más comunes como es la falta de orientación que puede acompañar con los años o un desajuste del GPS interno. 😉
Los entornos naturales tienen numerosos beneficios para la salud física y mental, como reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y fomentar la actividad física. Sin embargo, si estas áreas no son accesibles desde un punto de vista cognitivo y generan espacios “laberinto” que desorientan, generan efectos negativos como por ejemplo el estrés o la ansiedad.
Ese efecto laberinto, maravillosamente descripto por la Arquitecta Berta Brusilovsky, nos afecta a todos. Y solo basta con responderte: ¿Alguna vez estuviste en un lugar por el que no sabías qué camino seguir por falta de información o porque ésta no era lo suficientemente clara? ¿Alguna vez te sentiste en un centro comercial que no podías identificar la salida o en qué lugar estaban los sanitarios?
A eso me refiero, pero en las áreas verdes tanto públicas como en las que corresponden a las instituciones sanitarias.
𝗗𝗲𝘀𝗮𝗳í𝗼𝘀 𝘆 𝗯𝗮𝗿𝗿𝗲𝗿𝗮𝘀 𝗮𝗰𝘁𝘂𝗮𝗹𝗲𝘀
Uno de los principales desafíos en cuanto a la accesibilidad cognitiva en parques y jardines es la falta de señalización clara y fácil de entender. A menudo, los letreros y mapas pueden ser confusos o contener demasiada información, lo que puede resultar abrumador para algunas personas.
Otro obstáculo común son los diseños complejos o poco intuitivos de las áreas verdes, con caminos sinuosos, áreas de descanso poco definidas y falta de puntos de referencia claros. Esto puede provocar desorientación y ansiedad en algunas personas con discapacidades cognitivas.
Además, a menudo falta información accesible sobre las instalaciones y rutas disponibles, lo que dificulta la planificación y el disfrute de la visita.
Finalmente, los obstáculos físicos como escalones, superficies irregulares o zonas estrechas pueden representar barreras adicionales.
𝗥𝗲𝗰𝗼𝗺𝗲𝗻𝗱𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝘆 𝗺𝗲𝗷𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗽𝗿𝗮́𝗰𝘁𝗶𝗰𝗮𝘀
Para abordar estos desafíos, se recomienda implementar una serie de medidas de accesibilidad cognitiva:
- Señalización clara, concisa y con símbolos universales: Los letreros deben ser fáciles de leer y entender, con información concisa y el uso de símbolos y pictogramas reconocibles.
- Uso de colores contrastantes y diseños simples: Los elementos visuales, como mapas y señales, deben tener un diseño limpio y utilizar colores contrastantes que faciliten su comprensión.
- Mapas e información accesible en varios formatos: Además de los mapas impresos, se pueden ofrecer versiones digitales, aplicaciones móviles y recursos en formatos alternativos, como audio o video.
- Rutas definidas y áreas de descanso claramente marcadas: Los caminos deben estar bien delimitados y contar con áreas de descanso claramente identificadas, lo que ayuda a evitar la desorientación y la fatiga.
- Capacitación del personal sobre accesibilidad cognitiva: El personal que trabaja en las áreas verdes debe recibir capacitación sobre cómo interactuar y brindar asistencia a las personas con discapacidades cognitivas.
- Involucrar a las personas con discapacidades cognitivas en el diseño y planificación: Es fundamental consultar y colaborar con personas con discapacidades cognitivas, sus familiares y organizaciones relevantes para comprender mejor sus necesidades y asegurar que las soluciones sean realmente efectivas.
Mis conclusiones y pasos sugeridos
La accesibilidad cognitiva en las áreas verdes es esencial para crear entornos inclusivos y permitir que todas las personas puedan disfrutar de los beneficios que ofrece la naturaleza. Si bien se han logrado avances, aún queda mucho trabajo por hacer para superar las barreras existentes y garantizar que los parques y jardines sean verdaderamente accesibles e inclusivos.
Es fundamental que las autoridades competentes, los diseñadores y los administradores de estas áreas sigan trabajando en estrecha colaboración con las personas con discapacidades cognitivas y sus familiares para implementar soluciones efectivas y adaptadas a sus necesidades. Además, se debe continuar brindando capacitación y sensibilización sobre la accesibilidad cognitiva al personal y al público en general.
Soy un convencido de que a través del esfuerzo conjunto y continuo podremos lograr que las áreas verdes sean verdaderos espacios de disfrute, relajación y bienestar para todas las personas, independientemente de las diversidades físicas, sensoriales y cognitivas.