Rehabilitación cognitiva a través de los jardines y la horticultura terapéutica

Empiezo por la consulta a un diccionario (RAE) para definir esa palabra con muchas aristas para mi gusto, “rehabilitar” que nos dice “volver a habilitar (algo o a alguien) o restituir(los) a su antiguo estado“; y también nos dice “restablecer, regenerar, reeducar, corregir, enmendar, restaurar, reformar, reparar, reconstruir, renovar, recuperar… de acuerdo con el contexto en el que se utiliza.

Todas ella nos dejan implícito que hay un deterioro que modificó su estado inicial ¿verdad?.

En este caso se refiere al cerebro, a la disminución de las capacidades mentales que afecta diversas funciones como la memoria, la atención, el lenguaje y el razonamiento.

Y así como cuando nuestro ordenador falla las causas pueden ser múltiples, de diversa complejidad y gravedad, lo mismo ocurre con nuestro CPU biológico.

Entonces, esta condición de deterioro puede manifestarse en diferentes grados, desde problemas leves, como olvidar dónde se ha dejado un objeto, hasta formas más severas que impiden la vida independiente y requieren cuidados externos. Una categoría específica es el Deterioro Cognitivo Leve (DCL), que se considera una etapa intermedia entre el envejecimiento normal y la demencia. Las personas con DCL pueden experimentar pérdidas de memoria y dificultades en el lenguaje, pero generalmente mantienen la capacidad de realizar la mayoría de las actividades diarias. Aunque algunos casos de DCL pueden ser reversibles, otros pueden progresar hacia demencias más severas, como la enfermedad de Alzheimer.

Aquí entra en juego la magia de nuestra unidad de procesamiento, que ya sabemos que no es central como se creía hace mucho tiempo, y que me ha llevado a estudiar neurociencias para aplicarla al paisajismo.

Pero mejor no me voy por las “ramas” 😉

La magia a la que hago referencia se trata de la neuroplasticidad, esa capacidad que tiene el cerebro para reorganizarse y formar nuevas conexiones neuronales a lo largo de la vida.

Esta propiedad es fundamental en la rehabilitación cognitiva, ya que permite que las personas con deterioro cognitivo recuperen habilidades y funciones perdidas mediante la práctica y la estimulación cognitiva.

Las técnicas de rehabilitación cognitiva incluyen programas de entrenamiento que se centran en áreas específicas como la memoria, la atención y el razonamiento. Estos programas pueden ser adaptados a las necesidades individuales y suelen incluir ejercicios prácticos y juegos que estimulan las vías neuronales, promoviendo así la mejora de las capacidades cognitivas.

A medida que pasan los años entra en juego otro aspecto interesante, la reserva cerebral, que es la capacidad que tiene el cerebro para tolerar los cambios sin mostrar síntomas clínicos significativos. En este apartado podríamos decir que está la reserva cerebral relacionada con la estructura física del cerebro y la reserva cognitiva que hace referencia a la capacidad del cerebro para utilizar redes neuronales de manera eficiente o para rechutar redes alternativas.

Toda esta larga introducción que he realizado, con la que espero no haberte aburrido, es para destacar que la jardinería y horticultura terapéutica trabajarán apalancándose de ellas mediante la estimulación cognitiva, el entrenamiento de habilidades, aprovechando esa reserva cognitiva, generando actividades que promueban la interacción social, el ejercicio físico y, por supuesto, siempre adaptadas a las necesidades individuales.

Llevemos lo dicho a la práctica.

Rehabilitación de Deterioros Cognitivos Reversibles mediante Horticultura y Jardinería Terapéutica

Podemos decir que estas actividades ofrecen un enfoque holístico para la rehabilitación cognitiva, aprovechando los beneficios de la interacción con la naturaleza y la participación en actividades significativas.

Beneficios cognitivos:

  • Mejora de la atención y concentración
  • Estimulación de la memoria
  • Desarrollo de habilidades de planificación y organización
  • Fomento de la resolución de problemas

Actividades terapéuticas:

  1. Planificación del jardín: Estimula las funciones ejecutivas y la memoria de trabajo.
  2. Siembra y cuidado de plantas: Mejora la atención sostenida y la memoria procedimental.
  3. Identificación de plantas y flores: Favorece la memoria semántica y el aprendizaje.
  4. Creación de arreglos florales: Desarrolla la creatividad y las habilidades visoespaciales.
  5. Mantenimiento del jardín: Promueve la rutina y la organización temporal.

Implementación del programa:

  • Adaptar las actividades al nivel de capacidad de cada individuo
  • Establecer metas realistas y alcanzables
  • Proporcionar un entorno seguro y accesible
  • Fomentar la interacción social durante las actividades
  • Incorporar elementos sensoriales (texturas, aromas, colores)

Como podrás ver, hay muchas cosas en las que la jardinería y la horticultura pueden ayudar cuando las actividades son diagramadas y coordinadas por especialistas como los terapeutas hortícolas y otros profesionales de la salud con formación en esta área del conocimiento.

Y mucho más cuando los Jardines son inclusivos y terapéuticos.

Para finalizar quiero regresar a mi expresión inicial sobre que la palabra rehabilitar tiene muchas aristas para mi gusto. Lo que intento decir es que considero que nos manejamos, en algunos casos, sobre supuestos de cómo estaba ese cerebro antes del deterioro y que en ese camino se pierde de vista la integridad de la persona reduciéndola a solamente ese órgano.

Espero, como terapeuta hortícola, que el artículo no se interprete de esa manera fraccionada del ser humano, sino como que hago foco en solo uno de los aspectos para compartir lo que he aprendido y vengo aprendiendo a lo largo de los años.

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