Jardines en bodegas con servicios turísticos

Un entorno para experiencias accesibles e inclusivas

Vivo en una de las regiones vitivinícolas más importantes del mundo y de la mano de la enología y de los jardines he pasado tiempo en las bodegas, sus viñedos y las áreas verdes que forman parte de ese paisaje único con la cordillera de los Andes como telón de fondo.

Los jardines de las bodegas mendocinas no solo las embellecen y han ganado premios internacionales, sino que también (desde mi punto de vista) pueden ser elementos clave para ofrecer experiencias turísticas únicas y accesibles para todos.

Un diseño paisajístico que considere la accesibilidad física, sensorial y cognitiva convierte estos espacios en un lugar de inclusión y disfrute para todos sus visitantes.

Accesibilidad Física

La accesibilidad física en los jardines de bodegas es esencial para permitir que todos los visitantes puedan moverse con facilidad y seguridad.

Como la he tratado en artículos anteriores, solamente me limitaré a enumerar solo algunos de los aspectos a considerar:

  • Caminos y senderos: Deben ser amplios, con una superficie firme y nivelada, y contar con barandillas de apoyo si es necesario.
  • Rampas: Deben tener una pendiente suave y estar provistas de pasamanos a ambos lados.
  • Puertas: Deben ser suficientemente anchas para permitir el paso de una silla de ruedas y tener un sistema de apertura fácil de usar.
  • Mobiliario: Debe ser accesible para personas con movilidad reducida, con asientos de altura adecuada y suficiente espacio para maniobrar.
  • Baños: Deben ser accesibles para personas con movilidad reducida, con cabinas amplias, barras de apoyo y lavabos accesibles.

Accesibilidad Sensorial

La accesibilidad sensorial asegura que las personas con discapacidades visuales, auditivas puedan disfrutar plenamente del jardín y de los sectores de las bodegas a los que acceden los turistas.

Pero hay más que atender aquí, porque el sentido del tacto y el gusto forman parte importante en la industria vitivinícola.

Como nos enseña la Arquitecta Berta Liliana Brusilovsky Filer , debemos generar espacios (entornos y edificios) centrados en la comprensión fácil de éstos, considerando que la accesibilidad sensorial no solo se trata de eliminar barreras físicas, sino también de diseñar entornos que se comuniquen de manera clara y efectiva con todos los usuarios, independientemente de sus capacidades sensoriales.

Deben ser percibidos, comprendidos y utilizados de manera segura y autónoma por personas con discapacidades sensoriales, como la visión, la audición o el tacto.

En este apartado podemos hablar de aspectos a considerar en el diseño relativos a la información sensorial, la orientación espacial, la seguridad espacial y el confort sensorial, pero lo dejaré para otro artículo.

Accesibilidad Cognitiva

En este aspecto sigo tomando como referencia la definición de la arquitecta Brusilovsky como la capacidad de los entornos y edificios de ser comprendidos, utilizados y disfrutados por personas con diversidad funcional cognitiva, incluyendo personas con discapacidad intelectual, autismo, trastornos del aprendizaje y otras condiciones que afectan el procesamiento de la información.

He de reconocer que algunas personas de los colectivos citados no visitarán de forma autónoma una bodega o participarán de las experiencias vinculadas a la cata de los vinos. Pero al mismo tiempo no debemos olvidar todo el conjunto de experiencias a los que un turista puede acceder.

Si nos enfocamos en los edificios y entornos destinados a las visitas debemos de considerar los siguientes aspectos:

  • Predictibilidad: El diseño debe ser predecible y fácil de entender, evitando elementos confusos o desorientadores.
  • Legibilidad: El diseño debe ser legible y fácil de interpretar, utilizando información clara y concisa, tanto visual como auditiva.
  • Redundancia: La información debe estar presente en diferentes formatos, para que las personas puedan acceder a ella a través del canal sensorial que les resulte más cómodo.
  • Flexibilidad: El diseño debe ser flexible y adaptable a las diferentes necesidades y ritmos de las personas, permitiendo diferentes formas de uso y recorrido del espacio.
  • Comprensibilidad: El diseño debe ser comprensible y fácil de interpretar, utilizando un lenguaje paisajístico sencillo y evitando elementos simbólicos complejos.

Veamos algunos de los elementos que no deben de faltar:

  • Señalización Clara y Sencilla: Utilizar pictogramas, colores contrastantes y letras grandes para facilitar la orientación y comprensión del espacio.
  • Información Accesible: Disponer de folletos, paneles informativos y audioguías en lenguaje claro y conciso, adaptados a personas con dificultades cognitivas.
  • Zonas de Descanso: Crear áreas tranquilas y sombreadas donde los visitantes puedan descansar y relajarse.  Es fundamental considerar las posibilidades de sobrecarga sensorial en cada lugar del recorrido turístico y determinar la cantidad y calidad de los espacios/refugios de las áreas de descanso.
  • Actividades Inclusivas: Ofrecer actividades adaptadas, como talleres de jardinería sensorial o visitas guiadas con interpretación en lenguaje de señas.

5 sentidos en el disfrute del vino y de los jardines

Experiencias, experiencias y más experiencias es lo que escucho decir a jóvenes adultos (y no tan jóvenes) que es lo que buscan en sus actividades.

El disfrute del vino es una experiencia multisensorial, en la que algunos dicen que el brindis o “chin chin” se hace para involucrar al oído “así no se quede afuera”. 😉

Esta experiencia puede enriquecerse aún más cuando se lleva al entorno de los jardines y se complementa con otras asociadas, por ejemplo, a los frutos de la tierra.

Y me voy a animar a comparar cómo cada uno de los cinco sentidos involucrados en una cata o degustación puede mejorar la conexión y comprensión del vino si se realiza en un jardín accesible e inclusivo.

  • Vista: El color del vino es apreciado a través de la vista, y esta experiencia se amplifica en un jardín con una iluminación adecuada y un paisaje visualmente atractivo. Jardines bien diseñados pueden incluir plantas de diversos colores y texturas que complementen la estética del vino.
  • Olfato: Los aromas del vino se disfrutan profundamente en un entorno natural donde los olores de flores y hierbas aromáticas se mezclan con los matices del vino. Un jardín aromático puede realzar la experiencia olfativa. Imagina poder reconocer el perfume del roble en un malbec de barrica oliendo la madera directamente.
  • Gusto: El sabor del vino se destaca en un ambiente relajado y placentero. Disfrutar de una cata de vinos en un jardín accesible, rodeado de naturaleza, mejora la percepción de los sabores y proporciona una experiencia más completa. Además, y en un acto de sinceridad, siempre leo las “notas de cata” en las etiquetas de las botellas y pregunto ¿notas de sauco o de frutos rojos? ¿Cómo se sabe que es verdad si no se tiene un paladar entrenado? Creo que a ti también te puede pasar lo mismo, pero si a la vez que se bebe un sorbo se puede probar el fruto en cuestión, ¿no sería mejor?
  • Oído: Los sonidos del jardín, como el murmullo del agua en una fuente, en una acequia que riega un viñedo o el canto de los pájaros, pueden complementar la experiencia de la cata de vino, creando un ambiente relajante y armonioso. Porque si estamos relajados, hacemos una pausa, y abrimos los sentidos, podremos apreciar también el sonido del líquido desde un decantador a la copa o el que realiza el corcho al salir de la botella. Pequeños detalles que no pasan desapercibidos para las personas altamente sensibles.
  • Tacto: El tacto juega un papel en la experiencia del vino a través del contacto con la copa, por sobre ello, la sensación del líquido en la boca. Decir que es “aterciopelado” puede interpretarse mejor si tenemos la posibilidad de tocar con nuestras manos un trozo de terciopelo y comparar sensaciones. Ahora, si por la presencia de taninos decimos que es áspero, ¿con qué tú lo compararías?

Experiencias turísticas únicas en bodegas

Los jardines accesibles e inclusivos en las bodegas pueden transformar la experiencia enoturística, integrando la naturaleza con las actividades típicas de una visita a una bodega. Pero también dando lugar a un grupo de personas que en ocasiones no pueden disfrutarlas de forma completa por problemas de movilidad derivados de la edad (el porcentaje de adultos mayores crece en todo el mundo), de discapacidades sobrevenidas u otras razones sensoriales o cognitivas como las que hoy he compartido.

Beneficios económicos y relevancia

Cuando planteo este tipo de ideas la pregunta que se repite con mayor frecuencia tiene que ver con la inversión y su retorno. Por lo que ya respondo que, si la evaluación pasa solamente por allí, es rentable tener jardines accesibles e inclusivos.

No hay que olvidar que contar con ellos es también una cuestión de responsabilidad social.

Pero como la pregunta más frecuente es sobre el dinero que se invierte en ellos, podemos decir que tiene importantes beneficios económicos:

  • Ampliación del mercado potencial: Al hacer los espacios accesibles, se atrae a un público más amplio, incluyendo personas con discapacidades y sus acompañantes.
  • Mejora de la imagen: Las bodegas que invierten en accesibilidad y sostenibilidad refuerzan su imagen como destinos turísticos responsables y comprometidos con la inclusión.
  • Aumento de la satisfacción del visitante: Un entorno accesible y acogedor mejora la experiencia de todos los visitantes, lo que se traduce en mayores recomendaciones y visitas recurrentes.
  • Cumplimiento de normativas: Garantizar la accesibilidad ayuda a cumplir con las normativas vigentes y a evitar posibles sanciones en aquellos destinos en los que las evaluaciones de entornos se llevan a cabo.

¿Y qué más decirte hoy?, los jardines centrados en los usuarios procurando que sean universalmente accesibles no solo las embellecen, sino que también proporcionan una experiencia inclusiva y memorable para todos los visitantes, mejorando al mismo tiempo la rentabilidad y la imagen de las bodegas como destinos turísticos responsables y sostenibles.

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