Este artículo, que bien podría formar parte de una serie con aquellos en los que traté sobre el olor verde y la geosmia, pone en evidencia algunos estímulos que llegan directamente a nuestro cerebro a través del bulbo olfativo evocando recuerdos y/o generando sensaciones placenteras. Aquellas con las que explicamos parte de ese bienestar que asociamos al contacto con la naturaleza.
Sé que quedan más elementos por comentar como lo son las fitoncidas, y algo que roza lo esotérico para algunos, los campos electromagnéticos de las plantas.
Hoy te cuento sobre una bacteria identificada y aislada por primera vez en la 💩 de vaca y por esa razón se la llamó Mycobacterium vaccae.
Esta bacteria que se encuentra comúnmente en el suelo ha despertado interés en la investigación médica por sus potenciales aplicaciones terapéuticas.
Sí, así como lo lees.
Desde su descubrimiento, se ha estudiado su capacidad para influir en el sistema inmunológico y su posible uso en la inmunoterapia para diversas enfermedades, incluyendo dermatitis atópica, asma y ciertos tipos de cáncer, aunque se requieren de más estudios para determinar el nivel de eficacia. Además, se ha explorado su aplicación en el diseño de jardines sanadores y terapéuticos, especialmente en residencias de ancianos y hospitales.
La conexión entre M. vaccae y el bienestar psicológico me ha llevado a su consideración en el diseño de jardines sanadores. Esos espacios que están diseñados para promover la salud mental y emocional de los pacientes en hospitales y residencias para ancianos.
La idea es que la exposición a entornos naturales, donde M. vaccae está presente, puede contribuir a mejorar el estado anímico y reducir el estrés. La inclusión de elementos naturales puede potencialmente aumentar la exposición a la micobacteria, lo que podría proporcionar beneficios adicionales para la salud mental.
Si te preguntas cómo estimular su presencia en huertos y jardines, van aquí unos consejos: es importante mantener siempre un ambiente saludable y rico en biodiversidad, reduce hasta eliminar por completo el uso de pesticidas y fertilizantes químicos.
Si ahora tu pregunta es cómo promover su presencia, estas prácticas que te pueden ayudar:
- Uso de Compost: Incorporar compost orgánico al suelo puede aumentar la cantidad de microorganismos beneficiosos, incluyendo M. vaccae.
- Cultivo de Plantas Nativas: Las plantas nativas suelen promover un ecosistema más equilibrado y pueden facilitar la proliferación de bacterias beneficiosas.
- Minimización del Uso de Pesticidas: Reducir hasta eliminar el uso de químicos en el jardín ayuda a preservar la microbiota del suelo, favoreciendo la supervivencia de M. vaccae.
En resumidas cuentas, deben ser jardines agroecológicos, biodiversos y con una gran cantidad de materia orgánica en el sustrato.
¿Cómo nos podemos “exponer” a la M. vaccae?
Vía Oral: La ingestión alimentos cultivados en suelos ricos en M. vaccae puede permitir que la bacteria ingrese al organismo. Esto puede ocurrir al comer frutas y verduras sin lavar adecuadamente o al consumir alimentos directamente del jardín.
Vías Respiratorias: La inhalación de partículas de tierra durante actividades como la jardinería puede facilitar la entrada de M. vaccae al sistema respiratorio. Este contacto puede ser suficiente para desencadenar respuestas inmunológicas y beneficios psicológicos.
Contacto Directo con la Piel: Aunque menos documentada, la manipulación directa del suelo y las plantas puede permitir que pequeñas cantidades de M. vaccae entren en contacto con la piel, lo que podría tener efectos indirectos sobre el sistema inmunológico.