Un jardín de bienestar y disfrute accesible para la tercera edad
Hoy comencé con un texto un poco fuera de lo común.
Un desorden de letars (lo hice de nuevo 😉) esperando armar una comparación con lo que ocurre en algunos de los centros para adultos mayores que he visitado.
Pensé en varios títulos antes de decidirme por: “Un jardín bien diseñado es fácil de disfrutar”, porque quería que en cierta forma dejaría entrever que hace referencia al bienestar y disfrute de las personas de la tercera edad.
Un jardín bien diseñado y planificado parte del trabajo con el personal del centro que conocen las necesidades específicas de los residentes, el espacio disponible y la participación de las familias de los adultos que allí viven.
Así como en el título encontramos las letras correctas en las palabras indicadas, el orden de estas nos impide leer o, en el mejor de los casos, solo nos dificulta la comprensión.
Comparativamente podemos colocar plantas específicas, mobiliario adecuado, etc. Pero si tenemos problemas de accesibilidad, las plantas generan “puntos ciegos” para el cuidado de los adultos allí presentes o están fuera de alcance. Es como el título en el que hay elementos a mejorar.
Entonces…
Un jardín accesible, inclusivo y terapéutico va más allá de la estética, especialmente cuando se trata de espacios destinados a personas mayores con desafíos cognitivos como el Alzheimer y otras condiciones psiquiátricas. En estos contextos, un diseño adecuado puede marcar una diferencia significativa en la calidad de vida de los residentes, transformando el jardín en un verdadero lugar de bienestar y disfrute.
Un diseño seguro, accesible y estimulante
La clave reside en crear un entorno seguro, accesible y estimulante, donde cada elemento esté cuidadosamente seleccionado y estratégicamente ubicado. (como las letras que forman las palabras)
- Caminos sin barreras: Los senderos deben ser amplios y libres de obstáculos para facilitar el tránsito de sillas de ruedas y andadores, promoviendo la autonomía y la libertad de movimiento. Superficies antideslizantes y bordes redondeados garantizan la seguridad en todo momento.
- Orientación clara: Señalizaciones visuales claras y fáciles de entender, como pictogramas o símbolos de gran tamaño y colores contrastantes, ayudan a orientar a los residentes, especialmente a aquellos que experimentan desorientación o ansiedad.
- Colores y texturas: Los colores vivos y las texturas suaves crean un ambiente acogedor y estimulante. Se pueden utilizar plantas con flores de colores vibrantes o follaje de diferentes texturas para crear puntos focales y guiar la atención.
- Elementos sensoriales: La incorporación de elementos sensoriales como fuentes de agua, campanas de viento y plantas aromáticas estimula los sentidos y evoca recuerdos agradables. El sonido relajante del agua corriente, el aroma de la lavanda o el suave roce de las hojas pueden tener un efecto calmante y terapéutico.
Un espacio que nutre el alma
Un jardín bien diseñado no solo se enfoca en la funcionalidad; también debe nutrir el alma. La inclusión de elementos que apelen a las emociones y los recuerdos puede tener un profundo impacto en el bienestar de los residentes.
- Jardín de reminiscencias: Un área dedicada a plantas y flores que eran populares en la época de juventud de los residentes puede estimular la memoria y generar conversaciones significativas.
- Huerto terapéutico: Un pequeño huerto donde los residentes pueden participar en la siembra y el cuidado de las plantas fomenta la actividad física, el sentido de logro y la conexión con la naturaleza.
- Zonas de descanso y contemplación: Espacios tranquilos con bancos cómodos y sombra brindan lugares para descansar, reflexionar y disfrutar de la belleza del entorno natural.
Pasemos a un simple ejemplo práctico de un jardín sensorial.
Un jardín sensorial es un espacio diseñado específicamente para estimular los sentidos del tacto, el olfato, la vista y el oído (en ciertos casos también podemos incorporar el gusto). En un jardín para personas con Alzheimer y otras condiciones psicopáticas, un jardín sensorial puede incluir:
- Secciones con diferentes tipos de plantas: Algunas plantas pueden tener hojas suaves y aterciopeladas que inviten a tocarlas, mientras que otras pueden tener aromas intensos y agradables.
- Esculturas y elementos táctiles: Se pueden incorporar esculturas de piedra o madera con diferentes texturas, o incluso instrumentos musicales sencillos como campanas o tambores que los residentes puedan tocar.
- Fuentes de agua: El sonido relajante del agua corriente tiene un efecto calmante y puede ayudar a reducir la ansiedad.
Un jardín bien diseñado, un mundo de posibilidades
El paisajismo centrado en las personas, y en particular para personas mayores, puede ser un espacio de gran valor terapéutico y recreativo.
Es importante recordar que cada jardín es único y debe adaptarse a las necesidades específicas de los residentes y las características del espacio disponible. Un paisajista especializado en accesibilidad e inclusión debe trabajar en conjunto con el personal del centro y las familias de los residentes para crear un jardín que sea verdaderamente un oasis de bienestar y disfrute para todos.
Al crear un entorno seguro, accesible, estimulante y evocador, podemos mejorar significativamente la calidad de vida de los residentes y brindarles un refugio sanador donde encontrar paz, bienestar y conexión con la naturaleza.
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