Cognición corporizada y los jardines salutogénicos

¿Y si te dijera que no solo pensamos con el cerebro, sino con todo nuestro cuerpo?

¿Y si me aventuro a insinuar que el cuerpo y la mente dialogan usando metáforas?

Bien, sobre lo primero te hablaré hoy porque es uno de los pilares en mis trabajos y en los conceptos volcados en mis libros. Así que comencemos…

Respondiendo a la primera pregunta puedo decirte que esa es la premisa de la cognición corporizada, un paradigma que está revolucionando la neurociencia y la psicología. Sostiene que nuestros procesos cognitivos están profundamente arraigados en la interacción del cuerpo con su entorno físico y social. La mente y el cuerpo no son entidades separadas, sino un sistema integrado y complejo.

Esta idea deja de ser abstracta cuando la aplicamos al campo del neuropaisajismo terapéutico. Aquí, los jardines dejan de ser meros adornos para convertirse en verdaderos dispositivos de salud, diseñados intencionadamente para sanar.

¿Cómo funciona esta conexión?La teoría de la cognición corporizada, a menudo resumida como 4EA (que coloqué en el banner como 4E+A porque esta última se agregó (Corporizada, Embebida, Enactiva, Extendida y Afectiva), nos da el marco:

Corporizada (Embodied): La cognición se basa en nuestras experiencias sensoriales y motrices. Un sendero con diferentes texturas, por ejemplo, agudiza la conciencia corporal y la propiocepción.

Embebida (Embedded): El pensamiento está anclado en el contexto. Los jardines ofrecen un entorno enriquecido que, según la Teoría de la Restauración Atencional (ART), permite que nuestra atención se recupere de la fatiga mental.

Enactiva (Enactive): La cognición es acción. Plantar una semilla mientras se verbaliza una meta personal es una metáfora enactiva que facilita la conexión entre el pensamiento y la acción.

Extendida (Extended): Usamos herramientas para pensar. Un banco estratégicamente ubicado o una mesa de horticultura se convierten en extensiones de nuestras capacidades cognitivas, apoyando la memoria y la planificación.

Afectiva (Affective): Las emociones tienen una base corporal. Aromas como la lavanda pueden modular la actividad límbica, induciendo calma de forma medible. La evidencia respalda estos principios. Estudios muestran que el contacto con estos entornos puede reducir el cortisol salival (estrés) en un 20% , mejorar la atención en un 15% e incluso disminuir la necesidad de analgésicos en entornos hospitalarios.

Al diseñar espacios que dialogan con nuestros sentidos, movimientos y emociones, no solo creamos lugares bellos, sino verdaderos ecosistemas para la sanación. Estamos reinscribiendo al cuerpo como el epicentro de la mente y transformando cada sendero y cada aroma en un circuito sináptico al aire libre. Es un recordatorio poderoso de que para sanar la mente, a menudo, debemos empezar por el cuerpo y el espacio que habita.

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