Comienzo por una aclaración, el físico del banner no era paisajista aunque le gustaba mucho pasar tiempo en la naturaleza y los jardines.
Hemos estado explorando juntos aspectos de neurociencias aplicados al mundo del paisajismo salutogénico, ¿verdad?
Hablamos de técnicas, de plantas específicas, de cómo estructurar espacios para que funcionen casi como una máquina bien engrasada. Pero hoy quiero invitarte a dar un pequeño giro, a abrir una ventana y dejar que entre un poco de aire fresco y… ¿por qué no? ¡Un poco de juego!
Y sí, incorporar un poco de ese ‘juego’ nos viene de maravilla. Es como un cable a tierra, una forma de reconectar con la chispa original, con aquello que nos dio el primer impulso y nos hacía disfrutar plenamente de esta labor. Porque si no lo hacemos conscientemente, corremos el riesgo de caer en la rutina y perder esa perspectiva… justo lo que sentí que me estaba pasando el otro día.
Estaba inmerso en una evaluación de accesibilidad e inclusión para un área verde pública, y de repente me vi a mí mismo casi reducido a completar un checklist: elementos presentes, elementos ausentes, modificaciones necesarias… Un proceso totalmente lógico, sumamente riguroso, sin duda.
No te confundas, el trabajo me gusta porque sé que estoy haciendo mi aporte por un futuro más inclusivo, pero me llevó a pensar en el disfrute del acto de diseño.
En esa conexión entre el lápiz, el papel y la naturaleza que revolotea en nuestro cerebro como imágenes y sonidos.
Continuando…
¿Conoces esa ingeniosa frase de Albert Einstein? Esa que dice: “La creatividad es la inteligencia divirtiéndose.” Seguro que la has oído. Einstein, ese genio de la física, sabía que para descubrir cosas nuevas, para conectar ideas de formas inesperadas, la mente necesita algo más que pura lógica.
Necesita soltarse, explorar, experimentar… ¡divertirse!
Piénsalo así, la creatividad no es solo para artistas bohemios o científicos locos. Es esa capacidad que todos tenemos de ver las cosas de otra manera, de encontrar soluciones originales.
En mi caso, diseñar sin “traje y corbata”.
Y según Einstein, esa chispa se enciende cuando nuestra inteligencia, nuestro conocimiento, nuestras habilidades, se permiten jugar. Es como si le diéramos permiso a nuestra mente para salirse un poco del camino marcado, para probar combinaciones locas, para reírse de los errores y seguir adelante. No es abandonar el rigor, ¡es añadirle alegría!
Especialmente cuando hablamos de jardines salutogénicos y terapéuticos. Estos no son solo espacios bonitos; son entornos diseñados con la intención profunda de promover la salud, el bienestar y la recuperación. Buscamos crear lugares que nos hagan sentir bien, que nos calmen, nos inspiren o nos inviten a movernos suavemente.
Si abordamos su diseño solo desde la perspectiva técnica (cumpliendo requisitos, siguiendo reglas estrictas) corremos el riesgo de crear espacios funcionales, sí, pero quizás… un poco fríos. Les puede faltar ese “algo”, esa alma que realmente conecta con las personas a un nivel emocional.
Aquí es donde te invito a jugar, a desarrollar tu creatividad. A diseñar un jardín terapéutico dejando que tu inteligencia se divierta.
¿Cómo hago?. Imaginación + imaginación + imaginación.
Cada uno tiene su receta, o mejor dicho, una versión propia de la receta en la que utiliza los condimentos de una manera única.
Te comparto algunas ideas.
- Juega con los sentidos: En lugar de solo listar “plantas aromáticas”, piensa: ¿Cómo puedo crear una secuencia de aromas que sorprenda al pasar? ¿Qué texturas invitan a tocar? ¿Podemos usar el sonido del agua o el susurro de las hojas como una melodía sanadora? ¡Es jugar a ser un director de orquesta sensorial!
- Crea caminos inesperados: Un sendero no tiene por qué ser la línea recta más corta. ¿Y si serpentea suavemente, revelando rincones secretos? ¿Y si cambiamos el material bajo los pies para despertar la atención plena? Es como diseñar un pequeño viaje de descubrimiento.
- Diseña refugios con alma: Los asientos no son solo para sentarse. Pueden ser bancos curvos que inviten a la conversación, nichos escondidos para la introspección, o simples piedras cálidas al sol. Es jugar con las formas y los espacios para ofrecer distintas experiencias emocionales.
- Combina colores y formas con emoción: Más allá de la teoría del color, ¿qué paleta transmite calma? ¿Qué combinaciones vibrantes pueden levantar el ánimo en ciertas zonas? ¿Cómo interactúan las formas verticales de los árboles con las masas suaves de los arbustos? Es pintar un cuadro vivo que cambie con las estaciones.
- Introduce elementos sorpresa: Quizás una pequeña escultura escondida, un juego de luces al atardecer, un comedero para pájaros que traiga vida y movimiento… Elementos que saquen una sonrisa, que despierten la curiosidad. ¡Es añadir guiños de alegría! 😉
Cuando el diseñador se permite este “juego inteligente”, el resultado es un jardín que se siente diferente. Se siente más humano, más acogedor, más vivo. Esa creatividad lúdica se traduce en espacios que no solo funcionan para la terapia o el bienestar, sino que invitan a ello.
Invitan a la calma, a la exploración, al disfrute sencillo de estar ahí.
Un jardín salutogénico o terapéutico creado con esta filosofía no es solo una herramienta de salud; es una expresión de cuidado, de empatía y, sí, de la alegría que surge cuando la inteligencia se permite jugar.
Así que la próxima vez que pienses en diseñar un jardín, o incluso cuando simplemente disfrutes de uno, recuerda a Einstein. No te quedes solo con la técnica y la estructura.
Pregúntate: ¿Dónde está la diversión? ¿Dónde está jugando la inteligencia? Porque es muy probable que en esa chispa lúdica encuentres la verdadera magia que transforma un espacio verde en un refugio para el alma.
¿Te animas a dejar que tu inteligencia se divierta un poco más en el jardín?
Si no te animas, aquí me tienes para ayudarte a liberar esa creatividad, a evaluar tu proyecto y mucho más.
Antes de despedirme, dos cosas:
- Te invito a suscribirte a mi correo electrónico en el que desarrollo un poco más cada uno de los temas que aquí trato.
- A contratar mis servicios de consultoría, diseño, charlas o capacitaciones enviándome un correo o mensaje directo.
Ahora sí, espero que hayas encontrado interesante el artículo y te haya aportado a tu trabajo, porque hacer que la inteligencia se divierta es para todos los sectores.