Como todo en la vida tenemos elementos “disparadores” de recuerdos, de ideas, de sensaciones, etc.
Y en mi caso el disparador por excelencia es el olfato por sobre los otros sentidos.
El domingo salimos con mi esposa a caminar por el parque de mi ciudad y los aromas del inicio de la jornada junto con el canto de los pájaros en primavera lanzaron la idea de escribir este artículo.
Seguramente puedes identificar el olor del césped recién cortado, la tierra mojada, el aroma de las flores y de las plantas. Con ellos experimentas sensaciones y se activan los recuerdos.
Todos esos aromas provenientes de la naturaleza tienen un origen y una explicación de cómo activan ciertas zonas de nuestro cerebro. (Te invito a leer el artículo sobre el olfato, el camino más corto a nuestros recuerdos como para introducirte en el tema).
El concepto de “olor verde” se refiere a la fragancia fresca y natural que se experimenta en ambientes naturales, especialmente después de la lluvia o en bosques densos. Este aroma es resultado de compuestos orgánicos volátiles emitidos por las plantas como terpenos y otros compuestos aromáticos. En el caso de los bosques esas sustancias son las conocidas fitoncidas, que no solo son agradables al olfato, sino que también tienen efectos positivos en la salud humana.
La ciencia del olor verde
El olor verde proviene de compuestos orgánicos volátiles liberados por las plantas en condiciones naturales y no como el olor del césped recién cortado que es una respuesta al estrés generado.
Estos compuestos tienen propiedades que pueden influir positivamente en el bienestar humano. Estudios han demostrado que la exposición a estos olores puede reducir el estrés y la ansiedad, promoviendo una sensación de calma y bienestar. La conexión entre el olor verde y los beneficios psicológicos se manifiesta en cómo estos aromas pueden evocar recuerdos positivos y mejorar el estado de ánimo.
Diseño efectivo de jardines sanadores
Para maximizar los beneficios psicológicos asociados con el olor verde, es esencial considerar su integración en el diseño de jardines terapéuticos. Algunas estrategias incluyen:
- Selección de Plantas: Incluir especies que emitan aromas agradables y fitoncidas (principalmente coníferas y árboles de follaje perenne) puede ayudar a recrear el efecto del olor verde. Plantas como lavanda o menta no solo son aromáticas, sino que también atraen a polinizadores.
- Diseño Espacial: Crear senderos serpenteantes y áreas de descanso rodeadas de vegetación densa permite a los visitantes sumergirse completamente en la experiencia sensorial del jardín. Esto puede facilitar un mayor disfrute del olor verde y sus efectos positivos.
- Espacios Interactivos: Crear áreas donde las personas puedan interactuar con las plantas fomenta un sentido de conexión con el entorno natural. Esto puede incluir zonas para plantar o cosechar.
- Accesibilidad: Los jardines deben siempre ser accesibles para todas las personas, incluidas aquellas con discapacidades físicas. Esto asegura que todos puedan beneficiarse del entorno natural.
Plantas que contribuyen al olor verde
En los jardines podemos percibir diferentes aromas provenientes de las flores, las hojas, del césped recién cortado, de la tierra húmeda y de la presencia de materia orgánica en el sustrato. De algunos de ellos te hablaré la semana que viene.
Mientras esa publicación llega te dejo un breve listado de plantas que contribuyen a generar el ambiente del que estamos hablando. Plantas que son solamente una muestra y que su empleo dependerá de las características del espacio, las necesidades de los usuarios, etc.
Vamos con ellas:
- Pino (Pinus spp.): Los pinos son conocidos por su aroma fresco y resinosa, que puede evocar una sensación de tranquilidad y conexión con la naturaleza. Sus aceites esenciales tienen propiedades relajantes y pueden ayudar a reducir el estrés.
- Eucalipto (Eucalyptus spp.): El eucalipto emite un olor mentolado que no solo es refrescante, sino que también tiene propiedades antisépticas. Su aroma puede contribuir a la claridad mental y aliviar la ansiedad.
- Lavanda (Lavandula spp.) La lavanda es famosa por su fragancia calmante, utilizada comúnmente en aromaterapia para promover el sueño y reducir la ansiedad. Su presencia en un jardín terapéutico puede mejorar el bienestar emocional.
- Romero (Rosmarinus officinalis): Con un aroma fuerte y herbáceo, el romero está asociado con la mejora de la memoria y la concentración. Además, su fragancia puede ser energizante y revitalizante.
- Menta (Mentha spp.): La menta aporta un olor fresco y refrescante, conocido por sus efectos estimulantes. Puede ayudar a aliviar dolores de cabeza y mejorar el estado de ánimo.
- Salvia (Salvia officinalis): La salvia tiene un aroma terroso que puede inducir una sensación de calma y bienestar. También se le atribuyen propiedades antiinflamatorias.
- Ciprés (Cupressus spp.): Los cipreses ofrecen un aroma suave y terroso que puede ayudar a crear un ambiente sereno en los jardines terapéuticos.
Para terminar, quiero invitarte a reflexionar sobre el poder del olor verde y cómo puede transformar no solo nuestros jardines, sino también nuestro bienestar.
Imagina dar un paseo por un espacio lleno de aromas frescos y naturales, donde cada inhalación te envuelve en una sensación de calma y alegría. Estos jardines sanadores son más que un simple refugio; son lugares donde podemos reconectar con nosotros mismos y con la naturaleza. Al rodearnos de plantas aromáticas, no solo disfrutamos de su belleza, sino que también nos regalamos momentos de paz y felicidad.
Te animo a que explores la posibilidad de crear tu propio rincón verde incluso si tienes una pequeña terraza, donde el olor verde se convierta en un compañero en tu camino hacia el bienestar. Un lugar que te recibirá con las “ramas abiertas” cuando llegas del trabajo y escuchará tus palabras.
¿Te imaginas lo revitalizante que puede ser?
Y te advierto, es un camino de ida, a mí me trajo hasta donde estoy hoy y la terapia hortícola.