Espacios para meditar o de introspección

Ayer me senté en mi jardín mirando un rincón que tengo armado debajo de un jacarandá con un banco de piedra y rodeado de plantas exuberantes en un lugar en el que hace años había construido una cascada y estanque.

Está en una esquina muy tranquila, fresca y con visión de todo el jardín incluyendo la pequeña huerta.

No creas que el espacio es muy grande, son casi 50 metros cuadrados con forma de “L” y allí en donde las líneas de la letra convergen se encuentra el espacio para meditar y reflexionar.

Las paredes de ladrillo visto estan cubiertas parcialmente por plantas trepadoras entre las que se encuentra un jazmín y acompañan a ambos lados del banco un par de macetas con herbáceas y bulbosas que aportan textura, color y delicados perfumes.

Así es mi rincón para meditar, para leer y reflexionar. Un espacio íntimo que me abraza en los momentos de introspección y me ofrece un refugio frente al ritmo acelerado de esta vida moderna.

Veamos ahora algunas características generales de estos espacios que pueden estar en tu jardín, terraza o formando parte de un jardín terapéutico pues no hace falta tener todo un jardín zen para meditar (aunque sería estupendo contar con uno 😉)


Características de un Jardín de Meditación

  • Diseño y Estructura: Estos jardines suelen ser espacios compactos que buscan fomentar la tranquilidad y la reflexión. Elementos como senderos serpenteantes, áreas de descanso y vegetación seleccionada cuidadosamente son comunes en su diseño. La disposición de los elementos está pensada para guiar al visitante hacia una experiencia contemplativa.
  • Elementos Naturales: La selección de plantas es esencial para crear un ambiente sereno. Especies como el bambú, la lavanda y los helechos son populares por sus propiedades calmantes. La incorporación de agua en movimiento, como fuentes o pequeños estanques, añade un efecto sonoro relajante que enriquece la experiencia sensorial.
  • Elementos Arquitectónicos: Estructuras como pérgolas, bancos de piedra y esculturas no solo embellecen el espacio, sino que también invitan a la contemplación y al descanso, ofreciendo puntos focales para la meditación. Estos elementos arquitectónicos ayudan a crear un entorno acogedor y propicio para la reflexión.

Beneficios de un Jardín de Meditación

  • Psicológicos: La práctica de la meditación en estos entornos ha demostrado reducir el estrés y la ansiedad. Estudios científicos han evidenciado que la meditación puede disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y promover una mayor sensación de bienestar. Además, el contacto con la naturaleza se asocia con una mejora en el estado de ánimo y una mayor capacidad cognitiva.
  • Físicos: La exposición regular a entornos naturales, como los jardines de meditación, contribuye a la reducción de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, mejorando el bienestar físico general. La práctica de la meditación está asociada con una mejor calidad del sueño y una mayor capacidad para manejar el dolor.
  • Sociales: Aunque están diseñados como espacios personales, los jardines de meditación pueden servir como lugares para encuentros tranquilos, fomentando la conexión social y el sentido de comunidad. Compartir este espacio con otros puede fortalecer los lazos sociales y promover un ambiente de paz colectiva.

Para finalizar solo me queda recordarte que este tema lo recibieron desarrollado quienes están suscriptos a mi boletín semanal en el que amplío cómo elegir las plantas, la incorporación de algunos elementos sensoriales y aspectos relacionados con las neurociencia de la meditación.

Y además, si te gustan los podcast, la semana pasada comencé uno nuevo llamado “Neuropaisajismo. Jardinería y Horticultura Terapéutica” que encuentras en Spotify y Apple Podcast.

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio