Puedes decir con toda certeza que soy un entusiasta del agua en el paisajismo. De la incorporación de fuentes, estanques y cascadas en la medida que se pueda.
La razón de incluir cascadas va más allá de la estética que fue la que inicialmente me sedujo, es porque propician la formación de iones negativos que son benéficos para la salud.
Incorporar cascadas en entornos sanitarios, jardines particulares y en espacios urbanos tiene un impacto positivo sobre quienes se sientan cerca a disfrutar de la suave brisa que se genera cargada de iones.
Los iones negativos del aire (NAI) son moléculas con un electrón extra que se producen de manera natural en nuestro entorno. Mientras que en las ciudades contaminadas y oficinas cerradas apenas encontramos decenas de iones negativos por centímetro cúbico, cerca de las cascadas estos números pueden alcanzar varios miles, e incluso decenas de miles.
Cuando el agua cae y se divide en pequeñas gotas, como sucede en las cascadas, se produce el llamado “efecto Lenard”. Este proceso natural genera iones negativos de una manera única: los electrones se organizan en la superficie de las minúsculas gotas de agua, creando grupos de iones negativos que son especialmente beneficiosos para la salud humana.
Los beneficios para la salud de esta práctica están ampliamente respaldados por la ciencia. Estudios han demostrado que contribuye significativamente a mejorar nuestro bienestar general elevando el estado de ánimo al regular los niveles de serotonina en el cuerpo y permitiendo una recuperación más eficiente después de hacer ejercicio intenso. También te ayuda a dormir mejor, proporcionando un descanso más profundo y reparador durante la noche.
Por otro lado, si sufres de problemas respiratorios, notarás una reducción en las molestias asociadas. Es especialmente útil para quienes pasan mucho tiempo frente a la computadora, ya que ayuda a aliviar el estrés acumulado durante la jornada laboral. Además, el sistema inmunológico se verá fortalecido gracias a su capacidad para inhibir el crecimiento de microorganismos dañinos.
Comprender estos beneficios ha llevado a un creciente interés en la incorporación de cascadas artificiales y otros elementos de agua en espacios de trabajo y jardines residenciales, ya que las áreas cercanas a estas instalaciones mantienen las concentraciones más altas de iones negativos beneficiosos, creando zonas naturales de bienestar.
Me gusta decir a mis clientes que además del aporte estético es una inversión en bienestar, y en productividad para las empresas.
Puede que en este momento estés pensando en los equipos que se venden para generar ozono además de iones negativos; en que la inversión como así también el espacio que requieren son menores.
Significativamente menores.
Pero también sus efectos.
Los iones negativos generados por el agua son más duraderos que los producidos por equipos eléctricos y no tienen efectos secundarios negativos.
Antes de terminar quiero invitarte a que recibas mi boletín en el que amplío el contenido que comparto aquí. Hoy por ejemplo comenté más en detalle los beneficios y algunas consideraciones en el diseño de cascadas para generar más iones. Por eso siempre te digo: semana que no estás, información que te pierdes. 😉
Antes de despedirme solo me queda más que decir que en esa búsqueda constante de mejores condiciones de vida y trabajo, las cascadas y sus iones negativos, representan una solución natural y muy efectiva. Ya sea mediante la instalación de elementos acuáticos en espacios interiores o la creación de jardines con cascadas, podemos aprovechar esa generación de iones negativos para mejorar nuestra salud física y mental.