¿Qué técnicas de evaluación podemos utilizar para medir la efectividad de un jardín terapéutico?

He escrito muchas veces sobre los beneficios de los jardines terapéuticos, jardines que casi podríamos decir que están diseñados basados en la evidencia.

El tema de hoy es un poco más técnico, si se quiere, porque tiene que ver con la evaluación de esos jardines en entornos sanitarios como hospitales o residencias de adultos mayores.

Considero que un jardín es un espacio dinámico, que crece y evoluciona. Es susceptible también de ser modificado para adaptarse a nuevas necesidades o desafíos según el resultado de valoraciones que se hagan de ellos.

Para medir la efectividad de un jardín terapéutico, se utilizan diversas técnicas de evaluación que permiten valorar tanto el impacto en los usuarios como la calidad de las intervenciones realizadas.

Hay muchas técnicas a las que se pueden recurrir para evaluar la efectividad, a continuación, te detallo algunas de las principales:

Técnicas de Evaluación Cuantitativa

  1. Cuestionarios Estandarizados: Se utilizan herramientas como el cuestionario de calidad de vida o escalas de bienestar emocional para cuantificar el impacto del jardín terapéutico en los usuarios. Estos instrumentos permiten obtener datos numéricos sobre la satisfacción y el bienestar general.
  2. Medición de Parámetros Físicos: Se pueden evaluar cambios en parámetros fisiológicos, como la frecuencia cardíaca o la presión arterial, antes y después de las sesiones en el jardín, para determinar efectos sobre la salud física.
  3. Evaluaciones Funcionales: Herramientas como la Escala de Barthel o el Índice de Katz se utilizan para medir la capacidad funcional y la independencia en las actividades diarias de los pacientes, antes y después de participar en actividades del jardín.

Técnicas de Evaluación Cualitativa

  1. Entrevistas y Grupos Focales: La recolección de testimonios a través de entrevistas con usuarios, familiares y terapeutas permite obtener información profunda sobre las experiencias y percepciones respecto al jardín terapéutico.
  2. Observación Directa: La observación del comportamiento y la interacción de los usuarios en el entorno del jardín proporciona datos cualitativos sobre cómo este espacio influye en su estado emocional y social.
  3. Diarios Reflexivos: Los terapeutas pueden mantener registros sobre las interacciones y progresos observados durante las sesiones en el jardín, lo que ayuda a identificar patrones y áreas de mejora.

Supongo que luego de leer sobre las distintas técnicas de evaluación considerarás como yo que lo mejor es la combinación de métodos cuantitativos y cualitativos, porque permiten una evaluación más completa.

Además, no solo estamos recopilando datos valiosos sobre el impacto de nuestros jardines terapéuticos, estamos escuchando las historias de sanación que estos espacios verdes tienen para contarnos.

Cada medición, cada entrevista, cada observación nos acerca más a comprender cómo estos jardines tocan vidas y transforman experiencias de recuperación. Esta comprensión nos guía para seguir cultivando espacios que verdaderamente responden a las necesidades de quienes los habitan, permitiéndonos ajustar y enriquecer cada rincón del jardín.

Después de todo, un jardín terapéutico es un ser vivo que crece y evoluciona junto con las personas a las que sirve, y nuestra labor es asegurarnos de que esa evolución siempre vaya en la dirección correcta: la del bienestar de nuestros usuarios.

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