Espacios públicos que abrazan a nuestros mayores

Hoy quiero compartir una reflexión que me ha dejado pensando profundamente, inspirada en un estudio sobre cómo los espacios públicos pueden transformar la experiencia de envejecer.

La raíz de este análisis en parte fue la charla que di la semana pasada donde exploramos el neuropaisajismo, accesibilidad e inclusión en las áreas verdes; también de esas escenas cotidianas en las plazas de mi ciudad, con los adultos mayores aprovechando la tibieza del sol de otoño para compartir recuerdos.

Pero, específicamente, me llamó la atención una publicación sobre el caso del mercado de Terán en Aguascalientes, México, y cómo este lugar, que para muchos podría ser solo un sitio de compras, se convierte en un verdadero motor de envejecimiento activo y saludable para las personas mayores. El artículo tiene 10 años y estimo que hoy repitiendo el estudio los resultados pueden variar en algunos aspectos, igualmente me quedo con aquello que puedo aplicar en las áreas verdes públicas.

A medida que avanzamos en edad, nuestro entorno inmediato cobra una importancia aún mayor. Para muchos adultos mayores, la movilidad puede disminuir y el tiempo en casa y en el barrio aumenta. Es aquí donde espacios como los mercados tradicionales demuestran su increíble valor. No se trata solo de tener acceso a productos frescos, sino de algo mucho más profundo.

Lo que este estudio resalta, y que me parece fundamental, es la “atractividad” de estos lugares. Y no hablamos solo de estética, sino de cómo el diseño del espacio y su capacidad para fomentar actividades cotidianas, como las compras, las reuniones y hasta el trabajo, impactan directamente en el bienestar de nuestros mayores. Piénsalo, un mercado es un punto de encuentro, un lugar donde se cruzan historias, se fortalecen lazos sociales y se combate el aislamiento.

Me llamó mucho la atención cómo la investigación identifica dimensiones clave, desde la funcionalidad del ambiente físico (como la legibilidad de la señalización o la comodidad) hasta la usabilidad de las funciones del entorno social (como la familiaridad, el apego al lugar, la versatilidad y la agradabilidad). En el mercado de Terán, por ejemplo, se encontró que la familiaridad con el entorno, las amistades forjadas allí y las experiencias agradables son cruciales.

Qué importante es sentirse seguro, reconocido y parte de una comunidad. ¿Verdad?

Y esta reflexión sobre la “atractividad” de los espacios se extiende, por supuesto, a nuestras queridas áreas verdes. Aunque el estudio del mercado de Terán arrojó que, en ese caso particular, la satisfacción con las áreas verdes cercanas no era alta y no resultó ser un factor principal de atractividad en la prueba final, no podemos subestimar su potencial general. Pensemos en el impacto positivo que un parque bien cuidado, con senderos accesibles, bancas cómodas y buena iluminación, puede tener en la vida de una persona mayor. Es una invitación a salir, a moverse, a respirar aire fresco y, por qué no, a conectar con otros.

De hecho, la literatura científica respalda ampliamente cómo el acceso a espacios verdes de calidad se relaciona directamente con una mejor salud física y mental en la vejez. Son lugares que pueden fomentar desde una caminata suave hasta encuentros sociales informales, reduciendo el estrés y promoviendo un sentido de bienestar. Así como un mercado vibrante nutre el tejido social, las áreas verdes accesibles y seguras son oasis que contribuyen enormemente a un envejecimiento activo y conectado con el entorno.

Me encantaría seguir esta conversación y saber qué piensas. Si te interesa recibir más reflexiones como esta, documentación adicional y mantenerte al tanto de novedades sobre accesibilidad en áreas verdes directamente en tu bandeja de entrada, puedes unirte AQUÍ, y no te olvides de verificar tu correo.

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