Cómo la arquitectura de plantas y hojas ayuda a restaurar tu atención

¿Si te preguntara cómo te sientes mirando el jacarandá mecido por una suave brisa en comparación con mirar una morera?

Seguramenta las sensaciones serán distintas, por lo menos en mi caso me relajo más mirando la copa del primero.

Ahora bien, ¿por qué es así y cómo puedes aplicar los principios?

Hoy te lo cuento brevemente en este artículo porque está más desarrollado en mi correo semanal y te ayudo a aplicarlo junto con otros principios cuando lo necesites.


Comencemos con la idea de la restauración cognitiva que se basa en la interacción entre el cerebro humano y las estructuras geométricas repetitivas que encontramos en la naturaleza, los fractales.

Este proceso fundamental de recuperación mental incluye la restauración de la atención, permitiendo al cerebro aliviar la fatiga mental y recuperar su capacidad para enfocarse. A nivel biológico, nuestro sistema visual y cognitivo está “sintonizado” para procesar con especial facilidad estas formas, lo que deriva en una disminución del estrés y en un aumento del bienestar.

Ahora bien, recién te mencioné los fractales, con ello nos referimos a los patrones geométricos que se repiten a diferentes escalas. Un ejemplo común es la forma de un árbol: sus ramas replican la estructura básica del tronco principal, y las nervaduras de una hoja se asemejan a la estructura completa de la planta.

Cuando diseñamos jardines teniendo presente este conocimiento, es decir, hacemos consciente el poder de los fractales en la percepción humana, es porque sabemos que el cerebro posee una asombrosa capacidad para reconocer patrones. Esta habilidad está intrínsecamente ligada a la presencia de fractales en la naturaleza. Según Taylor (2006), nuestro cerebro está “cableado” para identificar estas formas recurrentes, lo que sugiere una profunda conexión evolutiva con el entorno.

Pero la relación va más allá del simple reconocimiento. Los fractales tienen propiedades únicas que simplifican su procesamiento visual, lo que a su vez reduce la carga cognitiva en nuestro cerebro. Kaplan y Kaplan (1989) señalan que esta facilidad de procesamiento no solo optimiza nuestra percepción, sino que también fomenta un estado de relajación.

Quiero que sepas que lo que te cuento no es una suposición o deducción propia sino que hay estudios en neurociencia que lo han corroborado, demostrando que la observación de fractales activa áreas cerebrales directamente relacionadas con la percepción visual y la regulación emocional. Sorprendentemente, se ha observado que esta interacción puede reducir el estrés hasta en un 60%, revelando el profundo impacto que estas estructuras naturales tienen en nuestro bienestar mental.

Entonces, ¿cómo podemos llevar toda esta magia de los fractales al diseño de nuestros espacios? La clave está en aplicar lo que sabemos sobre cómo reacciona nuestro cerebro a estas formas.

Imagina primero las plantas. Cuando elegimos árboles y arbustos, podemos buscar especies cuyas ramas se bifurcan una y otra vez de forma natural, como esos imponentes robles o arces (por darte otros ejemplos) que nos hacen sentir tan bien, como si la naturaleza misma nos abrazara. Y no solo los grandes, también podemos fijarnos en las hojas. Piensa en los helechos con sus delicadas nervaduras que se repiten, o en las hojas de arces japoneses o las suculentas, todas con esos patrones que se replican a diferentes escalas. Incluso las flores, como los girasoles o las dalias, nos regalan estructuras con pétalos y centros que siguen esas secuencias geométricas tan recurrentes. Son como pequeñas obras de arte que nuestro cerebro adora.

Pero no todo se limita a las plantas. También podemos diseñar los caminos y las áreas donde nos movemos. ¿Qué tal si en lugar de líneas rectas, creamos senderos curvos que imiten el serpenteo de un río o las ramificaciones de un árbol? Kaplan (1995) ya nos hablaba de cómo estas formas orgánicas nos invitan a un paseo más relajado. Y para el suelo, podemos usar mosaicos y pavimentos con patrones geométricos inspirados en los fractales de la naturaleza.

Hasta los elementos decorativos y funcionales pueden sumarse a este juego. Imagina pérgolas que no son solo estructuras, sino que imitan la forma de enredaderas o ramas, trayendo esa repetición fractal a nuestra arquitectura. O fuentes de agua que, al caer, generan ondas concéntricas. Esas ondas son como los patrones ondulatorios que vemos en la naturaleza y, además de verse bonitas, nos ayudan a relajarnos con su sonido y su movimiento visual.

Y claro, no podemos olvidarnos de los rincones para simplemente estar y observar. Colocar bancos estratégicamente para que podamos contemplar de cerca esos árboles con sus formas fractales, o esas hojas con sus intrincados patrones. Al hacer esto, facilitamos que la persona se sumerja por completo en la experiencia, permitiendo que su mente se restaure y recupere su equilibrio (Kaplan & Kaplan, 1989). Incluso podemos crear paredes vivas o jardines verticales con diseños fractales en cómo se disponen las plantas, reforzando esa conexión visual y táctil con la naturaleza.

Pero ojo, mientras aplicamos todo esto, hay algo fundamental que no podemos perder de vista: la accesibilidad. No solo hablamos de la accesibilidad física, que es vital, sino también de la sensorial y cognitiva. Tenemos que analizar muy bien cómo cada elección de diseño, cada patrón fractal, cada curva en un sendero, impacta en la diversidad de las personas. Queremos que estos jardines sean sanadores para todos, y eso significa que el diseño debe ser intrínsecamente inclusivo y considerar cómo cada uno percibe y se mueve en el espacio. Es un equilibrio delicado, pero clave para que la restauración sea verdaderamente universal.

Así, al tener en cuenta todos estos detalles, estamos diseñando espacios que no solo son bellos, sino que también nos nutren y nos ayudan a sentirnos mejor.

Ahora una nueva pregunta, ¿he logrado que mires las copas de los árboles y las hojas de las plantas de manera distinta? Espero que sí, porque la semana que viene escribiré sobre las plantas con hojas variegadas (dos o más colores), hojas con orificios y otras curiosidades más.

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Que tengas una excelente semana mirando más las plantas que las pantallas. 😉

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