Acceso y Permanencia en Zonas de Juegos: Un Enfoque de Accesibilidad Universal

La accesibilidad y la inclusión no son solo palabras de moda en la Argentina o más genéricamente, en el mundo del diseño; son principios fundamentales que deben guiar la creación de espacios públicos, especialmente cuando se trata de áreas destinadas al juego y al esparcimiento de los más pequeños.

La semana pasada escribí sobre la adopción de un enfoque de accesibilidad universal en el diseño de zonas de juegos infantiles para asegurar que cada persona, sin importar sus habilidades o capacidades, pueda disfrutar de una experiencia completa y enriquecedora. En esta ocasión, haré referencia a otros de los aspectos importantes y que se basa en la “Guía de Accesibilidad de Afamour” del año pasado.

Entrada y Accesibilidad

Consideremos un ejemplo práctico: un parque infantil en el centro de la ciudad, equipado con una variedad de juegos inclusivos. Cuenta con por lo menos una entrada accesible diseñada sin escalones, utilizando rampas suaves que se integran naturalmente con el entorno, marcando un punto de bienvenida para todos. Los pavimentos son de un material antideslizante incluso en días de lluvia, y las señalizaciones son claras, con símbolos fácilmente reconocibles que guían a los visitantes a través de las diferentes áreas del parque.

Una situación ideal con la que sueño poder encontrarme en mi ciudad en un futuro no muy lejano.

Delimitación

Al dialogar con entidades conformadas con padres de niños autistas fue como me hice más consciente en mis inicios sobre la importancia del vallado o delimitación de las zonas de juegos. Algunos niños llenos de energía no eran capaces de evaluar correctamente los riesgos y podían, de un momento para el otro, salir corriendo en cualquier dirección.

El vallado los contiene y permite a su vez a los padres relajarse viendo a sus hijos jugar.

En Mendoza la presencia de estas delimitaciones existe en un formato cercano a “rejas” con una gran puerta que responde a las dimensiones correctas para permitir la accesibilidad y que eventualmente los adultos pueden “juntarla” para generar un espacio más seguro.

Los vallados en las zonas de juego infantiles públicos deben cumplir con ciertos requisitos para garantizar la seguridad de los niños. Veamos algunos de los más importantes:

  1. Altura mínima: Deben tener una altura mínima de 80 cm desde el nivel del suelo.
  2. Visibilidad: Deben permitir ver a los niños desde fuera del área de juegos para la tranquilidad de los padres y/o responsables de su seguridad.
  3. Espacio entre elementos: El espacio entre los elementos que componen la valla debe ser de 10 cm máximo.
  4. Impedir trepar: La estructura debe impedir que los niños puedan trepar por ellos.
  5. Ausencia de elementos que sobresalgan: No deben existir elementos que sobresalgan de la valla.
  6. Formas redondeadas, cantos y aristas suaves: Las formas deben ser redondeadas y los cantos y aristas suaves, o bien, no deben existir.

Ahora, ¿Qué ocurre si no hay puerta en el cierre o vallado?

Aquí es donde la presencia de un “burladero” me parece una opción interesante. Para quienes no están familiarizados con el término podemos describirlos como porciones de vallado que se ubican por el exterior de la zona de juegos a la altura del acceso.

Son más anchos que el espacio libre de la apertura dando desde el interior la sensación de la continuidad del cierre.

Circulación Interior

Una vez dentro, los itinerarios peatonales accesibles serpentean a través del área conectando cada elemento de juego de una forma muy particular.

Imaginemos un camino que lleva desde un columpio adaptado hasta una zona de juegos sensoriales, todo dispuesto para que los niños puedan moverse de una actividad a otra sin barreras.

Estos caminos son suficientemente anchos para permitir el paso de dos sillas de ruedas lado a lado, fomentando la independencia y la interacción entre todos los usuarios.

Se emplean pavimentos de amortiguación a la vez que contrastes cromáticos y de texturas entre las distintas zonas para favorecer la orientación espacial y la percepción de los usuarios.

Pero hay más elementos a tener en cuenta, este es solo parte del comienzo de nuestra exploración sobre la accesibilidad en las zonas de juegos. Continuaremos profundizando en este tema en futuros artículos, abordando nuevas perspectivas y compartiendo más ejemplos prácticos para fomentar la inclusión y la accesibilidad en todos los espacios públicos.

Hasta entonces, sigamos soñando con un mundo más inclusivo y accesible para todos.

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